Crónica de ... otoño? Y algún homenaje

Corren horas de otoño. La luz aminora su fuerza y el recorrido del sol se acorta. No obstante , las temperaturas no han ido de la mano a lo que quisiera ser un otoño de verdad.
Así pues, la crónica de octubre arranca del deseo de temperaturas que me permitan tener en mi falda lanas más rotundas y labores de invierno .
Estoy haciendo muchas cosas a la vez, cosa habitual. Poco os puedo relatar porque muchas son secretas.
En mis pensamientos y mis agujas los chales siguen desfilando. El haruni va despacioooo, esperando a un otoño de verdad. Acabé dos más con tintes de colores más propios de la época que os los enseñaré pronto.
Antes de ayer empecé uno que tiene más de catorce puntos diferentes en un azul precioso de merino.
Tejo menos estos días ya que vengo cansada y me da miedo equivocarme.
No quiero decir en voz alta las expectativas que he puesto en este fin de semana. Lo explicaré si se cumplen.

Pero más allá de este secretismo otoñal quiero desvelar un hecho que sucede a menudo a mi alrededor.
Los fines de semana son los días en que más me dedico a tejer y a la vez a bloquear prendas, hacer fotos, ovillar madejas...
A veces hemos comentado que quizás algunos duendes nos ayudan. Lo había negado hasta ahora... pero ya no puedo más : tengo que confesar que mis tres hombres forman parte de mi vida tejeril desde muchos ángulos.
Mi hijo más joven ejerce de peluquero, fotógrafo, ovillador  y asesor de color  como principales acciones.
Mi hijo mayor ejerce de fotógrafo principalmente.
Mi marido ha llegado a hacer todo lo anterior y además me ha ayudado a bloquear alguna vez. El me ha facilitado herramientas de bloqueo y reparado más de un artilugio.
En esta pasada semana me fabricó los topes de antiguas agujas rectas que habían quedado sin ellos. Solo falta añadirles el número.
En fin , que mis duendes son tan magos como yo y les debo mucho. Ellos ya saben que les quiero pero lo quiero resaltar de nuevo:

Gracias, mi amor entero es para vosotros!!